Este capítulo tiene como objetivo dar cuenta del impacto, en algunos indicadores socioocupacionales, de la crisis económico-sanitaria desatada por las restricciones a la producción, la comercialización y la prestación de servicios que debieron implementarse en la Argentina para enfrentar el covid-19. Como se señaló en la introducción, la irrupción de los casos de covid-19 en la Argentina, en marzo de 2020, se generó en un contexto previo de desigualdades estructurales del mercado de trabajo y de la estructura productiva de las cuales nuestro país no pudo salir en las últimas décadas. Desde 2016 las medidas de ajuste macroeconómico, el contexto internacional adverso, la política de elevada inflación, la insuficiente inversión privada y la limitada inversión pública en el marco de un incremento del déficit han generado un escenario recesivo y desfavorable en materia de empleo. Entre 2017 y 2019 se suman a esta situación, estructuralmente adversa, los efectos recesivos del proceso de devaluación, las implicancias que generó una abultada deuda pública y la posterior aceleración de la inflación que produjo pérdida en los ingresos y en la capacidad de consumo de los hogares (Beccaria y Maurizio, 2012; Benza y Kessler, 2020; Neffa, 2020; Bertranou y otros, 2013; Poy, 2019; Salvia, Fachal y Robles, 2018)...