Resumen: Se estima que, en Argentina, dependiendo de la definición de la pobreza que se adopte (monetaria o por privaciones en el ejercicio de derechos), entre 47% y 60% de la infancia entre 0 y 17 años vive en situación de pobreza o indigencia y residen en asentamientos o villas (Tuñón, 2020; Tuñón y Poy, 2019). Se ha verificado que ser pobre por ingresos o indigente incrementa de manera notoria las posibilidades de padecer malestar psicológico y experimentar poca satisfacción con la vida (Bonfiglio et al., 2020). Con el fin de mejorar las competencias emocionales y sociales y de promover la resiliencia de personas que viven en situación de pobreza o vulnerabilidad, se aplicó un programa de intervención en referentes comunitarios de estos barrios, cuyo objetivo fue el desarrollo de competencias que contribuyeran a su rol de liderazgo social. El programa se aplicó unos meses antes de que se declarara la pandemia por Covid-19 y participaron casi 50 líderes, referentes y educadores sociales de cinco organizaciones de base comunitaria de barrios vulnerables del conurbano bonaerense. Se les brindó un marco de contención y herramientas de gestión emocional que mostraron ser valiosas entonces y, especialmente, durante la pandemia.